miércoles, 11 de diciembre de 2013

Características de las encinas

-La encina, también llamada carrasca, sardón o lecinera, se llama científicamente Quercus ilex, su significado procede de la lengua celta donde Quer significa elegante y cuez significa árbol, en cambio ilex es el nombre en latín de la encina. Las encinas pertenecen a la familia de las Fagaceas, arboles con hoja perenne de hasta 20 metros de altura.


-La encina (Quercus ilex) se distribuye de forma natural por los países ribereños del Mediterráneo, desde la Península Ibérica a Turquía, por el Norte, y de Marruecos a Túnez al Sur, desbordándola en el Oeste de Francia y Norte de España. Su área actual ha decrecido mucho por la acción humana. Es en la Península Ibérica y en las montañas del norte de África donde se encuentran las principales y más extensas poblaciones. Los mejores y más extensos encinares se hallan en el Sur y Oeste de España: Extremadura, Andalucía y Oeste de ambas Castillas. Los árboles de mayor tamaño se hallan en Marruecos; en Istria y Dalmacia.



-Las encinas suelen tener sus tallos cortos y tortuosos erectos con un color grisáceo. El tronco es, en los pies adultos, rectos y cilíndricos, más corto (con respecto a la altura total) en las encinas aisladas o podadas, en cambio en las encinas jóvenes es más flexuoso. Las encinas tienen una ramificación muy profusa, con ramas principales que pueden alcanzar notable reciedumbre y robustez,es decir,  erecto-patentes, además el tronco de las encinas jóvenes es de color negro,mientra que el de las más desarrolladas es de color gris oscuro y forma pequeños cuadros superficiales mientras que el de las viejas encinas es de color gris claro y de textura suave.

-Su copa es amplia, densa y redondeada, llegando incluso a dar un porte arbustivo, aunque es potencialmente arbóreo. En las masas o ejemplares intervenidos por el hombre, hay conformaciones de copas muy diversas, como en las dehesas arboladas en que se podan las encinas para potenciar la formación de flores femeninas y consiguientemente de bellotas, dando individuos de copa amplia, baja o achatada, poco densa, con abundantes ramas gruesas casi horizontales.

-La corteza del tronco, al principio grisácea y lisa, se torna pronto agrietada, con teselas pequeñas, pardo-negruzcas, alargadas verticalmente; en los pies añosos es gris-negruzco, bastante delgada (2-2,5 cm de grosor), finalmente agrietada y teselada, con grietas longitudinales alineadas, bastante derechas, y transversales discordantes, en parte oblicuas, de caras rugosas, al fin pardo-grisáceas por el desarrollo de líquenes. La corteza de las ramas se mantiene lisa más tiempo.

-Posee un sistema radical pivotante, muy penetrante y potente, al principio casi sin raíces laterales de entidad y con una principal que crece más que el propio tallo, además son poco profundas y extensas. Una vez instalada, se expanden las raíces secundarias, destacando a menudo algunas superficiales a partir de las cuales pueden surgir renuevos abundantes, constituyendo, junto con el individuo principal del que se originan, las matas o corros. Las encinas (y particularmente la carrasca o subespecie ballota) tienen bastante espinosidad derivada de los dientes de los márgenes foliares, más desarrollados en los brotes de raíz o de cepa y en las ramas bajas, como adaptación morfológica defensiva.

-Las hojas de las encinas son alternas, persistentes al durar entre dos o cuatro años antes de caer, cariácedas, elípticas o lanceoladas, con el haz verde oscuro brillante, no pubescente y con un envés blanquecino de 4 centímetros de longitud y con  11 pares de nervios laterales con gran variedad de márgenes (entero, dentado o espinoso). Las hojas son espinosas de jóvenes, aunque cuando madura sus bordes son dentados y las ramitas aterciopeladas.



-Las flores de las encinas suelen ser amarillas cambiando en su evolución hacia tonos anaranjados y adquiriendo finalmente un color parduzco en su madurez, las cuales se reúnen en inflorescencias en forma de amentos colgantes de los brotes tiernos del año. Pueden predominar las masculinas o las femeninas, si son las primeras, obviamente el ejemplar dará escasos frutos. Los amentos masculinos son amarillento-parduzcos, largos, péndulos, ralos, con ejes muy pelosos en ilex. Las flores femeninas aparecen solitarias o agrupadas en corto número, sobre un pedúnculo tomentoso, también sobre los brotes del año, su color es rojizo al principio y amarillo-anaranjado en su madurez. La floración se produce de marzo a mayo. Las flores de ambos sexos son monoclamídeas. Tienen una polinización anemófila y de elevada producción polínica, que varía según la especie entre 19.000 y 1.300.000 granos de polen por flor.



-El fruto de la encina es la bellota, de color marrón oscuro a su madurez y verde cuando es joven, con sabor amargo y comestible, sirve tanto para el aprovechamiento ganadero como para consumo humano en fresco o asadas, además tiene entre 1 a 3 centímetros de longitud y una cúpula que no llega a la mitad. También la bellota es la misma semilla de la encina. La época de maduración es de octubre a noviembre.



-Suele formar los bosques mediterráneos húmedos, formando encinares debido a que es un árbol muy resistente a fuertes calores y fríos, el árbol prefiere zonas soleadas y de calor, por ello es el árbol más característico de España, donde ocupa la mayoría de las zonas menos Canarias. Se suele encontrar  a una altitud entre los 1400 y 2000 metros de altura. Crece en todo tipo de terrenos, excepto en los encharcados, muy arenosos y salinos, además soporta muy bien tanto el frío como el calor, así como la sequía, aparte crece bien bajo condiciones de estiaje seco y cálido. Es considerada una especie xerófila.

-Se asienta en suelos de pH básico a ácido sobre diferentes tipos de sustratos, pero en situaciones extremas prefiere sustratos calizos orientados al sur.

-La longevidad de la encina permite la existencia de individuos cuya edad se aproxima al medio milenio y aún más (5-7 siglos). En edad muy avanzada, su tronco alcanza 1 m de diámetro. Es uno de nuestros árboles que alcanzan mayor longevidad. En España existen (o existían hasta hace pocos años) numerosos pies con edades entre 700 y 800 años, atestiguadas por documentos, como las encinas dedicadas a santos y patronos de diversas comarcas.

-Tiene polen de escasa relevancia clínica, de forma isopolar .A pesar de obtener pruebas cutáneas positivas, se considera el polen de Quercus de poca importancia en la polinosis (alergias).

Por Enrique Hierro

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